El lúpulo leonés, convertido en arte, en la Galería Didáctica de Los Maristas.
Hasta el 23 de diciembre de 2022
La exposición tiene un objetivo didáctico y ecosocial. Por una parte se reciclan más de 30 sacas plásticas viejas, al reutilizarlas como soporte, a modo de lienzo, para crear una obra plástica. Por otra parte, el proyecto expositivo sirve para llamar la atención sobre la importancia de este cultivo para León, ya que nuestra provincia, que produce unas 940 toneladas de flor seca al año, cuenta con más del 95% de la superficie cultivada en España (541 hectáreas de las 570 cultivadas en toda España).
Muchos estudiantes no conocían este cultivo, ni su importancia para nuestra provincia. Por otra parte, el verano pasado, un grupo de alumnos de este colegio se implicaron en la muestra, pintando dos sacas en la clase de Educación Plástica, con las que ya participaron en una de las exposiciones de la itinerancia. Ahora, pueden mostrar esas dos obras pictóricas a sus compañeros, en el propio centro educativo. El número de obras de la exposición va creciendo conforme avanza la itinerancia. A esta exposición de la Galería Didáctica se han sumado 5 artistas nuevos, que no habían tenido obra en exposiciones anteriores de la itinerancia. La muestra de Maristas se clausurará el viernes 23 de diciembre.
Además, a nivel de curiosidad, expone su obra artística en esta muestra Encarna Campesino, cuyo padre, el zamorano Valeriano Campesino, introdujo este cultivo en la provincia de León y fue el gran impulsor, no solo de la plantación de lúpulo, sino también de la menta piperita y de otras plantas medicinales, aportando a León un impulso económico de gran calado.
Los artistas que participan en las exposicion de sacas de lúpulo son : Pilar L. Duque, Ana Prieto, Luis Enrique Sarabia, Carmen Coque, Jésica Campelo, Carmen Coque, Elena Moral, Lou Guerrero, Paula Llana, Araceli Larran, Marian de la Puente, Ana Cristina Martínez, Pedro Tapia, Eva Martín, SusiPop, Efraim Ortega, Omar Blanco Negro, 40D2 (Cristina Ibáñez y Fernando Tuñón), Gema Cinabrio, Luis Prado Allende «Sito¨, Jose Antonio Santocildes, Carla Alonso, Irene Arribas, Elena Juan, Lucía Martínez Gigosos, Alejandro Glez. de Paz, Carlos Luxor, Carlos Cuenllas, Likeamarmota (Alexandre Casal), Mariano Gutiérrez, Encarna Campesino y Tránsito Esteban.
Casa obra está pintada sobre un lado de una saca de rafia, de más de metro y medio de altura, de las utilizadas para almacenar la flor de lúpulo. Las sacas fueron ofrecidas por la empresa Hopsteiner España al artista Jose Antonio Santocildes, que, junto con Carlos Cuenllas, las distribuyeron entre los artistas que participan en el proyecto, para que las convirtieran en obras de arte, y comisariaron las exposiciones. A tal efecto, se utilizaron distintas técnicas (óleo, esmalte, acrílico, collage, impresión digital etc), y el proyecto ha servido además para reciclar muchas sacas de plástico usadas, que se han salvado, cuando ya parecían mucho más próximas a acabar en un vertedero que en una galería de arte.
El lúpulo aporta a la cerveza amargor, aroma, sabor, y es un conservante natural. Ya en el año 822, el abad del monasterio benedictino de Corbie, en la región francesa de Picardía, dejó constancia escrita en los estatutos de la abadía de se utilizaba el lúpulo (salvaje) en la elaboración de la cerveza. Y aproximadamente, en 1150, otra abadesa, Hildegard de Bingen, (retratada por Lou Guerrero en esta exposición) en el libro Physica Sacra, atribuye propiedades conservantes a la planta.
Respecto a la cerveza, se tiene noticia de que en el 4000 antes de Cristo, los sumerios , en la parte de Mesopotamia que se corresponde con el Irak actual, elaboraban una ¨bebida fuerte¨ con extracto de cebada. Ya en Egipto los trabajadores de las pirámides cobraban parte de sus salarios en cerveza. Recibían entre cuatro y seis litros de cerveza al día. Los egipcios exportaron la cerveza a los griegos, quienes a su vez la exportaron a los romanos, y aunque éstos la tenían en menos estima que al vino, expandieron su consumo entre galos y germánicos.
Fueron los galos los que la bautizaron como “cerevisa”, en honor al Dios Ceres, Dios de la agricultura, vocablo del que procede la palabra “cerveza”.
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