“La muerte sólo tiene importancia en la medida que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida.” André Malraux. La raza humana sabe que su existencia es efímera, es consciente de su temporalidad. Sabemos que biológicamente nuestro paso por el planeta es estacional. La vida es sólo una parte de nosotros y nosotras que no puede definirse por sí sola, sino que necesita de una contraparte para delimitarse, la vida es la luz que necesita de la oscuridad para saber su valor e incluso saber si estamos ante su presencia. La relación entre vida y muerte es un vínculo estrecho que tiende a negarse a sí mismo. Es una relación difícil porque evitamos y negamos la partida de este plano terrenal y al mismo tiempo, tratamos de hacer duradero lo que por naturaleza es pasajero. Sabemos que morimos porque vivimos, sabemos que existimos porque partimos, y por ello, la vida y la muerte son dos conceptos que deben entenderse viéndose de frente, sólo mirándose a los ojos pueden darse valor a sí mismos. Dicho cruce de miradas conlleva a que cada valor que le den a esta relación difusa depende de la carga cultural que le sea asignada, sin embargo, necesariamente el valor que se le dé a la vida repercute en la muerte y viceversa. “La muerte debe ser una celebración de la vida.” Chavela Vargas
Fuente: https://www.juntadeandalucia.es/cultura/agendaculturaldeandalucia/evento/zero-0
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