A mí la tierra, ala mí gentí

Escribir del presente, cuando somos sus invitados, puede ser incluso fácil, si sabes y conoces el arte de comunicar. Otra cosa muy distinta, es hablar del pasado y de la gente que formó parte de él, y mucho más complicado, cuando tienes la osadía de contar y explicar todo lo que ellos: pasaron, sufrieron y vivieron.
Este autor, ha tenido la valentía de navegar un puñado de años atrás y documentarse sobre cómo vivieron y pensaron nuestros antepasados: abuelos, bisabuelos, tatarabuelos…
Es así de esta manera, como ha conseguido cumplir una de sus anheladas promesas, tras varias obras publicadas y dedicadas al sentir de aquellos que sentir dicen y, ha sido este variado y completo poemario escrito en extremeño antiguo (castúo), con el que rinde un cumplido y merecido homenaje a esta nuestra gente, donde claramente quiere dejar testimonio de: nuestras raíces, nuestro patrimonio cultural, nuestra herencia, nuestra lengua madre…
Con esta obra, quiere invitar ampliamente a todos los extremeños, a que no sea el olvido y el temor a mostrar nuestra identidad, los que hagan morir lentamente nuestro patrimonio cultural, ese que nos pertenece por derecho propio y que nos legaron nuestros mayores, con el convencimiento de que haríamos de nuestra lengua, la mejor de las herramientas para nuestra comunicación.
Este autor, se sentirá tremendamente satisfecho, si el pueblo extremeño, su pueblo, nuestro pueblo, le demostrara que no siente ni miedo ni vergüenza de su propia nacencia y de explicarle al mundo, porqué el color de su piel, es el mismo que el color de la tierruca que los vio nacer y, que en un puñado de inviernos y primaveras los arropará eternamente con ese manto del mismo color de su piel, y les dará: calor y abrigo eterno.
Este poemario, no tiene nombres ni apellidos, solo quiero que sepas, que tú que vas a leer estas historias y todos los extremeños, estáis aquí dentro.
“Nunca orvíis tus raicis,
eris lo que eris
gracias a ellas mesmas”
Autor prólogo: Jose Maria Pacheco Vivas