Se puede pasar el duelo por un desamor. ¿Quién dice que no? Para mí el desamor es la pérdida, involuntaria, de una persona. No importa la causa. Y como en todo duelo se sigue un proceso de dolor, odio, abandono, tristeza, aceptación, perdón, de recuperación y de volver a sonreír. Este poemario es mi montaña rusa emocional que no sigue patrones, que no entiende de tiempos y que se deja llevar por la inercia de la velocidad de esta feria que es la vida, que hoy llora, mañana vuelve a llorar y al día siguiente ríe simplemente porque se le han secado las lágrimas. Son dos años de camino y de despedida resumidos en 33 poemas con un final de alta en este duelo.
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